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EL CAMINO DE LA BONDAD

La cuestión de la "amnistía" desde una perspectiva humana  
Momentos históricos son aquellos en los que un pueblo apuesta por superarse a sí mismo y explorar horizontes más elevados. Una nación no puede despreciar las oportunidades que se le brindan en ese sentido. El ruido acumulado estos días no debiera ocultar esta especial ocasión que ahora se nos presenta. ¿Erraron los independentistas catalanes? Seguramente… Pudieron haberlo hecho con más tacto, consenso y paciencia, pero nadie se manchó de sangre, no cometieron imperdonable delito. Ya han pasado además por “caja”, han padecido persecución y exilio. Por lo demás, ¿qué formación, qué movimiento político puede presentar “curriculum” sin mácula?

Hay quienes llegan a afirmar estos días que la vida es lo que transcurre mientras se discute sobre la amnistía, sin embargo el dilema de la amnistía merece su detenimiento, su observancia además de en el ámbito político, en el humano. Decía Bertolt Brecht: “Nosotros, que quisimos preparar el camino para la bondad, no pudimos ser bondadosos…” Puesto que ya estamos advertidos por la veteranía del poeta y dramaturgo alemán, nosotros sí podremos serlo. Nos jugamos la oportunidad de empatizar con el adversario, de acercarnos a él e intentar comprender sus razones. Podemos sacar partida de ello, réditos para la mejora de la convivencia, para superar la fractura entre comunidades. La rojigüalda no sólo la camina y estampa el astado. Estamos a tiempo de superar la cólera y el “¡A por ellos…!”, la hipérbole y el insulto, las vallas y los disturbios en la calle Ferraz, también allende ella. “No nos gusta la fruta” ácida y pasada. Nos place la palabra correcta y amable, la fruta dulce y jugosa, la que puede y debe agradar todos los paladares.

Más allá del ya cansino debate político, ¿no esconderá la lucha contra la amnistía una dificultad para sacar lo mejor de nosotros mismos, de perdonar y acercarnos al adversario? La amnistía es buena nueva para todo ciudadano de buena voluntad que aspira a mejorar la convivencia, anhelante de más comprensión, diálogo y acuerdo. Cuando deseamos el mal ajeno, la persecución y el exilio, deberemos observar si el análisis político no está zafando en alguna medida un cierto déficit de humanidad. ¿No tendrá la lucha contra la amnistía algo de destape de la personalidad inferior, de disimulado afloramiento de un cuestionable rencor político, de falta de compasión con el adversario ideológico? No procede tirar al agua la llave de la reconciliación, del futuro de armonía, de la paz entre los pueblos de España.

Poder abrazar hoy a corazón abierto constituye privilegio. Vivimos estos días el privilegio del reencuentro entre los españoles, entre sus pueblos, la posibilidad de olvidar los mutuos y pasados agravios; de atender juntos a un prometedor futuro. Uno de los nombres de esta hermosa ventana a cielo limpio e inmenso es "amnistía". Nunca debiéramos querer el mal para nadie, el mal que deseo al otro es el que reivindico para mí mismo.

El rencor ha pretendido reiteradamente tomar las calles de Madrid y de España, pero llega tarde. Siempre llega tarde… Nadie amnistía a nadie, nos estamos amnistiando mutuamente. Hace tiempo que buena parte de los españoles hemos apostado por la reconciliación, decidido construir una nueva nación en libertad, en unidad basada en la diversidad. Sólo acercaremos a la Catalunya combativa cuando le abramos con aprecio los brazos, nunca cuando la sentemos en banquillo. Queremos cooperar, no perseguirnos por sentir diferente. Ojalá más ciudadanos y ciudadanas tomen conciencia de la necesidad de resolver los problemas políticos fuera de los tribunales, de dar la espalda a un pasado con sobrado lastre de imposición y confrontación.

Las grandes avenidas puedan contemplar nuestro corazón agradecido. Salgamos a la calle para bendecir el privilegio de constituir una nación diversa, decidida a caminar en conformidad, en respetuosa y siempre anhelada comunión. Salgamos a la calle, no a clamar contra nadie, sino en pos de los valores que nos unen, a bendecir la dicha del kilómetro "0", de reestreno colectivo, de convivir en cierta paz, no bajo amenazadores misiles.

Es vital rehacernos, recomponernos, reinventarnos y juntos mirar para adelante. En un mundo aún sumido en guerras, España da un paso en favor del reencuentro entre sus súbditos. Salgamos a la calle para desterrar el odio, para bendecir la oportunidad hoy también, al igual que los esperanzadores setenta, de volver a empezar de nuevo.

Artaza 17 de Noviembre de 2023

 
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